En los últimos años, el factoring ha dejado de ser una herramienta subutilizada para convertirse en un instrumento clave dentro de las estrategias de capital de trabajo. Su lógica es simple: transformar cuentas por cobrar en capital operativo. Lo que cambia hoy es la tecnología y la velocidad. Plataformas como RADIAN — la red de autorización de facturas electrónicas administrada por la DIAN— han dado un salto en credibilidad y trazabilidad a las operaciones de cesión de cartera.
Beneficios clave del factoring moderno:
Y lo más importante: las empresas importadoras pueden anticipar el cobro de sus ventas locales para cubrir compromisos internacionales, cerrando así el ciclo financiero sin fricción.
El confirming es otra solución que toma fuerza en las cadenas globales de suministro. Desde el punto de vista del comprador, permite extender plazos de pago sin penalizar al proveedor. Desde el lado del proveedor, facilita anticipar el cobro con tasas competitivas y bajo riesgo, respaldado por la solvencia del pagador principal.
Este modelo sin deuda, pero con impacto financiero directo, está especialmente indicado para empresas que necesitan mantener relaciones sólidas con proveedores extranjeros o que desean negociar descuentos por pronto pago sin afectar su caja.
Importar en Colombia implica más que transferencias internacionales. Las empresas enfrentan pagos anticipados, cobertura de impuestos y, muchas veces, incertidumbre cambiaria. Por eso, soluciones como créditos documentarios, cartas de crédito, leasing de importación o forfaiting se han convertido en herramientas tácticas para empresas que exigen flexibilidad sin perder trazabilidad ni control.
Además del crédito tradicional, están emergiendo esquemas flexibles como los acuerdos de pago estructurado en dólares o euros, que permiten a las empresas mitigar riesgos cambiarios mientras mantienen acceso a bienes clave del extranjero. Estas modalidades son especialmente útiles para importadores que trabajan con márgenes ajustados y necesitan estabilidad financiera sin comprometer la operación ni asumir exposición excesiva al dólar.
Las instituciones financieras boutique como SUDÛ Comex Capital están ganando terreno al ofrecer soluciones a la medida, ágiles, con enfoque en comercio exterior. No se trata solo de prestar, sino de entender la dinámica del negocio.
La infraestructura digital actual ha permitido escalar estas soluciones y convertirlas en accesibles incluso para medianas empresas. Hoy, una compañía puede negociar sus facturas electrónicas, anticipar pagos o gestionar su confirming sin salir del escritorio.
El factor tecnológico, más que una moda, representa una ventaja estructural: menor costo operativo, trazabilidad, velocidad en el fondeo y menos fricción en el acceso al capital. Las empresas que entienden esto ya no preguntan si pueden acceder a liquidez, sino cómo usarla mejor.
El uso de plataformas digitales no solo acelera los procesos financieros, también permite a las empresas acceder a indicadores en tiempo real sobre sus ciclos de capital. Esto les da una ventaja táctica: tomar decisiones más informadas, automatizar procesos de cobranza, y evaluar riesgos con mayor precisión. En la práctica, digitalizar la gestión financiera ya no es una mejora; es una condición base para competir.